sábado, 11 de octubre de 2008

...cuidado con las pequeñas cosas...

Este artículo fue publicado en SOLO HIJOS Newsletter Nº 52 de marzo del 2004, me pareció interesante, por eso lo comparto con ustedes.


… del día a día que marcan invisible y permanentemente a los hijos y les forman el carácter. Tus palabras, tus silencios, tu postura ante cosas tan triviales como acabarse un plato de comida que no desean acabar o cómo responder a sus palabras de desafío o reto harán que interpreten el mundo de una manera u otra y adopten frente al futuro una postura determinada. Me gustaría que tuvieras en cuenta algunas cosas que deberías poner en práctica desde el momento que abres los ojos por la mañana al despertarte y que ayudarán a tu hijo a crecer con criterio, con valores positivos y autoestima:

  • Cuidado con las etiquetas que pones a tu hijo. No solo estás restándole autoestima; además le estás ofreciendo un modelo lícito a imitar.
    • No digas: Eres un bestia... ¿Ahora por qué has pegado a tu hermano?
    • Di:Pegar no es la forma de arreglar los problemas con tu hermano
  • Valora a tu hijo por lo que es, no por lo que hace. Hacerlo así hará que tu hijo valore a sus semejantes por lo que son, no por sus logros o fracasos. No le premies/ alabes porque ha metido un gol jugando un partido de fútbol porque el día que no lo meta no se creerá merecedor de tu cariño. Felicítale por su esfuerzo en el partido, independiente del número de goles marcados.
  • Dale oportunidad de equivocarse y que aprenda de sus errores. Esto hará que sea más comprensivo con los errores de los demás, que asimile la experiencia como suya y no impuesta y que, en definitiva, se fortalezca como persona. Tu hijo ha olvidado la bolsa de deporte en casa. No se la lleves al colegio para evitarle la recriminación de su profesor. Dicha recriminación hará que en otra ocasión no se la olvide.
  • Asegúrate de que tu hijo sabe que le quieres. Ellos hablan otro idioma emocional diferente al nuestro a sí que olvídate de las palabras. Decirle a un hijo que lo quieres es prestarle atención cuando la pide, no contestarle automática y ausentemente, cumplir lo prometido, dedicarle unos minutos exclusivos para él, poner una nota de agradecimiento por algo bien hecho en su libreta de matemáticas... Con seguridad, algún día te sorprenderá con un dibujo debajo de la almohada...
  • Confía en tu hijo y no le sobreprotejas. Esta postura hará que no le asusten los desafíos y mire lo incierto con seguridad en sus capacidades. Alex de 12 años tiene que ir solo a comprar un parche para su bicicleta. Si le preguntas ¿Estás seguro que sabrás llegar? ¿No quieres que te acompañe ¿Qué harás si te pierdes? estás contribuyendo a que efectivamente se sienta inseguro y acabe desorientado.
  • Permite que tu hijo vea en la televisión o en los periódicos las injusticias de la vida... pero contigo. Adapta la información y las imágenes a su edad pero no le ocultes la verdad. Tiene que saber desde pequeño que el resto del mundo no es cómo vive él. Él es afortunado y, al menos, debe saber que existe otra realidad aparte de la suya.
  • Trata de que tu hijo se .gane. sus privilegios, no se los regales. Así le enseñarás a superarse, a encontrar valioso lo que se gana y a valorar en su justa medida lo que ya tiene. Si todos sus amigos van al cine el sábado pero él no ha cumplido con sus obligaciones durante la semana, no es merecedor de ir. No es un castigo sino una consecuencia.
  • Enseña a tu hijo a perseverar en el esfuerzo, a acabar lo que empieza ya sea en cosas tan simples como un plato de comida, un juego o un trabajo.
  • Ante un problema, no se lo soluciones. Con preguntas indirectas trata de hacerle pensar y encontrar por sí mismo la solución.
  • Mira la televisión con él enseñándole con tus comentarios a valorar en su justo punto lo que ve. No subestimes el poder de la televisión. Lo que tu construyes por un lado, una sencilla propaganda o película inapropiada lo puede destruir.
  • Enséñale a responsabilizarse de sus propios actos. Tu hijo ha perdido un libro de la biblioteca. Acompáñalo a la misma, quédate junto a él pero permite que explique al bibliotecario el problema y asuma las consecuencias de haberlo perdido: comprar otro, soportar la amonestación/ vergüenza...
  • Fomenta el intercambio libre de ideas y anímalo a expresar lo que piensa. Para los que les cuesta hablar cara a cara, puedes poner un diario familiar en un sitio al alcance de todos. Cada miembro de la familia podrá escribir lo que piensa sin miedo a consecuencias. Con los más pequeños puedes colocar una gran pizarra en la cocina en la que dibujarán en función de sus sentimientos.
  • Explícale el sentido de las normas y valores de casa para que las interiorice y pueda juzgar por sí mismo su conducta evaluando las posibles consecuencias de sus actos. De esta forma le ofreces a la larga un modelo de justicia. Tu hijo de 8 años sabe que si pone las manos en el cristal de la ventana luego tendrá que limpiarlo. Saber esto con anticipación hará que recapacite sobre su conducta y valore las consecuencias inmediatas.
  • Tu hijo no se debe creer con derecho a todo. No pasa nada si no tiene el Play Station que tienen todos sus compañeros o si no tiene para merendar los deliciosos pastelitos de chocolate de su amigo Oscar. En realidad, sufres tú más que él y somos los padres, bien intencionados, los que en la mayoría de los casos les creamos las necesidades de tenerlo todo y ya.
  • Acostumbra a tu hijo a colaborar en los trabajos comunes de la casa. Todos tenemos que ayudar en la familia sin esperar recompensa a cambio. Si lo haces así, a medida que crece, no le parecerá tan .rara. la idea de colaborar con una ONG, compartir parte de su paga con personas necesitadas, visitar ancianos... ayudar en la medida de sus posibilidades a su contexto inmediato.
  • Que tu hijo vea que tienes unos criterios claros a la hora de decir sí o no a sus demandas y que no depende de tu estado de ánimo o de lo cansado que estés. Deben ver que toda actuación tiene un motivo y que nada es arbitrario. Si te piden cien veces un capricho y has decidido que no se lo vas a dar, no cedas aunque esas cien veces se conviertan en mil... ni por cansancio ni abatimiento. Además de reducir los caprichos y rabietas, les estarás enseñando a ser coherentes con ellos mismos.
  • Y por último, aunque sé que ya te lo hemos dicho miles de veces, permíteme que lo repita: tú eres la persona más influyente en tu hijo y, en todas las edades de la vida, el modelo en el que se fijará, en positivo y negativo. Cuidado con lo que predicas y lo que haces. La coherencia es la primera regla en educación. ¡Practícala!



Artículo completo en la siguiente pagina:


http://www.solohijos.com/html/historial_newsletter.php?accion=mostrar&id_boletin=69&anyo=2004

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