sábado, 18 de octubre de 2008

La sobremesa



Se han puesto a pensar en lo significativa que esta puede, ser si se sabe conducir adecuadamente en el grupo familiar. ¿Cuántas veces hemos estado sentados a la mesa sin saber que decir o de que hablar con los hijos?
Es muy probable que esto no les ocurra con los amigos o con otros adultos, los niños tienen un algo que a muchas personas mayores las paralizan y no les permiten encontrar un tema de conversación con los más pequeños. Esto no debiera sucederle a los padres que "se supone" conocen a sus hijos y que saben cuales son los temas que les interesan a ellos y sino veamos cuales son:
  1. El messenger
  2. Los amigos
  3. La ropa
  4. Las salidas
  5. Las mascotas
  6. La propina
  7. Juegos electrónicos
  8. Temas de actualidad

¿Y cuales creen que son los temas que no les gustan?:

  1. Colegio
  2. Tareas
  3. Obligaciones en la casa

¿Creen ustedes que con todos estos temas no tenemos aún de que hablar con nuestros pequeños o grandes hijos? La sobremesa es el momento ideal para proponer temas y conversarlos, probablemente los temas álgidos señalados en el segundo grupo sea necesario tratarlos en otro momento, pues no es fácil lidiar con los muchachos con cosas que ellos consideran que son difíciles pues, ni ellos ni nosotros, entenderíamos y la sobremesa se convertiría en un campo de batalla y eso es algo que definitivamente no queremos.

La sobremesa es un espacio que los padres debemos ganar y mantener con el paso de los años. Es una experiencia muy valiosa y que he tratado de conservar con mis hijos adolescentes, esos son los momentos que disfruto conversando y discutiendo todos los temas que a ellos se les ocurre y que nosotros les planteamos.

Hay sobremesas de todo tipo:

  • Las difíciles
  • Las tristes
  • Las incomodas
  • Las incomprensibles
  • Las alegres

Y muchas otras más, depende de nosotros que les demos el giro adecuado, no solo para que se disfrute de los alimentos sino para que nuestros hijos, saquen el mayor provecho de nosotros sus padres y nosotros de ellos, si de ellos, ya que de los hijos también se aprende.

sábado, 11 de octubre de 2008

...cuidado con las pequeñas cosas...

Este artículo fue publicado en SOLO HIJOS Newsletter Nº 52 de marzo del 2004, me pareció interesante, por eso lo comparto con ustedes.


… del día a día que marcan invisible y permanentemente a los hijos y les forman el carácter. Tus palabras, tus silencios, tu postura ante cosas tan triviales como acabarse un plato de comida que no desean acabar o cómo responder a sus palabras de desafío o reto harán que interpreten el mundo de una manera u otra y adopten frente al futuro una postura determinada. Me gustaría que tuvieras en cuenta algunas cosas que deberías poner en práctica desde el momento que abres los ojos por la mañana al despertarte y que ayudarán a tu hijo a crecer con criterio, con valores positivos y autoestima:

  • Cuidado con las etiquetas que pones a tu hijo. No solo estás restándole autoestima; además le estás ofreciendo un modelo lícito a imitar.
    • No digas: Eres un bestia... ¿Ahora por qué has pegado a tu hermano?
    • Di:Pegar no es la forma de arreglar los problemas con tu hermano
  • Valora a tu hijo por lo que es, no por lo que hace. Hacerlo así hará que tu hijo valore a sus semejantes por lo que son, no por sus logros o fracasos. No le premies/ alabes porque ha metido un gol jugando un partido de fútbol porque el día que no lo meta no se creerá merecedor de tu cariño. Felicítale por su esfuerzo en el partido, independiente del número de goles marcados.
  • Dale oportunidad de equivocarse y que aprenda de sus errores. Esto hará que sea más comprensivo con los errores de los demás, que asimile la experiencia como suya y no impuesta y que, en definitiva, se fortalezca como persona. Tu hijo ha olvidado la bolsa de deporte en casa. No se la lleves al colegio para evitarle la recriminación de su profesor. Dicha recriminación hará que en otra ocasión no se la olvide.
  • Asegúrate de que tu hijo sabe que le quieres. Ellos hablan otro idioma emocional diferente al nuestro a sí que olvídate de las palabras. Decirle a un hijo que lo quieres es prestarle atención cuando la pide, no contestarle automática y ausentemente, cumplir lo prometido, dedicarle unos minutos exclusivos para él, poner una nota de agradecimiento por algo bien hecho en su libreta de matemáticas... Con seguridad, algún día te sorprenderá con un dibujo debajo de la almohada...
  • Confía en tu hijo y no le sobreprotejas. Esta postura hará que no le asusten los desafíos y mire lo incierto con seguridad en sus capacidades. Alex de 12 años tiene que ir solo a comprar un parche para su bicicleta. Si le preguntas ¿Estás seguro que sabrás llegar? ¿No quieres que te acompañe ¿Qué harás si te pierdes? estás contribuyendo a que efectivamente se sienta inseguro y acabe desorientado.
  • Permite que tu hijo vea en la televisión o en los periódicos las injusticias de la vida... pero contigo. Adapta la información y las imágenes a su edad pero no le ocultes la verdad. Tiene que saber desde pequeño que el resto del mundo no es cómo vive él. Él es afortunado y, al menos, debe saber que existe otra realidad aparte de la suya.
  • Trata de que tu hijo se .gane. sus privilegios, no se los regales. Así le enseñarás a superarse, a encontrar valioso lo que se gana y a valorar en su justa medida lo que ya tiene. Si todos sus amigos van al cine el sábado pero él no ha cumplido con sus obligaciones durante la semana, no es merecedor de ir. No es un castigo sino una consecuencia.
  • Enseña a tu hijo a perseverar en el esfuerzo, a acabar lo que empieza ya sea en cosas tan simples como un plato de comida, un juego o un trabajo.
  • Ante un problema, no se lo soluciones. Con preguntas indirectas trata de hacerle pensar y encontrar por sí mismo la solución.
  • Mira la televisión con él enseñándole con tus comentarios a valorar en su justo punto lo que ve. No subestimes el poder de la televisión. Lo que tu construyes por un lado, una sencilla propaganda o película inapropiada lo puede destruir.
  • Enséñale a responsabilizarse de sus propios actos. Tu hijo ha perdido un libro de la biblioteca. Acompáñalo a la misma, quédate junto a él pero permite que explique al bibliotecario el problema y asuma las consecuencias de haberlo perdido: comprar otro, soportar la amonestación/ vergüenza...
  • Fomenta el intercambio libre de ideas y anímalo a expresar lo que piensa. Para los que les cuesta hablar cara a cara, puedes poner un diario familiar en un sitio al alcance de todos. Cada miembro de la familia podrá escribir lo que piensa sin miedo a consecuencias. Con los más pequeños puedes colocar una gran pizarra en la cocina en la que dibujarán en función de sus sentimientos.
  • Explícale el sentido de las normas y valores de casa para que las interiorice y pueda juzgar por sí mismo su conducta evaluando las posibles consecuencias de sus actos. De esta forma le ofreces a la larga un modelo de justicia. Tu hijo de 8 años sabe que si pone las manos en el cristal de la ventana luego tendrá que limpiarlo. Saber esto con anticipación hará que recapacite sobre su conducta y valore las consecuencias inmediatas.
  • Tu hijo no se debe creer con derecho a todo. No pasa nada si no tiene el Play Station que tienen todos sus compañeros o si no tiene para merendar los deliciosos pastelitos de chocolate de su amigo Oscar. En realidad, sufres tú más que él y somos los padres, bien intencionados, los que en la mayoría de los casos les creamos las necesidades de tenerlo todo y ya.
  • Acostumbra a tu hijo a colaborar en los trabajos comunes de la casa. Todos tenemos que ayudar en la familia sin esperar recompensa a cambio. Si lo haces así, a medida que crece, no le parecerá tan .rara. la idea de colaborar con una ONG, compartir parte de su paga con personas necesitadas, visitar ancianos... ayudar en la medida de sus posibilidades a su contexto inmediato.
  • Que tu hijo vea que tienes unos criterios claros a la hora de decir sí o no a sus demandas y que no depende de tu estado de ánimo o de lo cansado que estés. Deben ver que toda actuación tiene un motivo y que nada es arbitrario. Si te piden cien veces un capricho y has decidido que no se lo vas a dar, no cedas aunque esas cien veces se conviertan en mil... ni por cansancio ni abatimiento. Además de reducir los caprichos y rabietas, les estarás enseñando a ser coherentes con ellos mismos.
  • Y por último, aunque sé que ya te lo hemos dicho miles de veces, permíteme que lo repita: tú eres la persona más influyente en tu hijo y, en todas las edades de la vida, el modelo en el que se fijará, en positivo y negativo. Cuidado con lo que predicas y lo que haces. La coherencia es la primera regla en educación. ¡Practícala!



Artículo completo en la siguiente pagina:


http://www.solohijos.com/html/historial_newsletter.php?accion=mostrar&id_boletin=69&anyo=2004

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miércoles, 8 de octubre de 2008

Homenaje


Hace muchos años abandonó su terruño por amor y navegó los mares con rumbo a Europa, con la sola idea de conocer al que sería su marido, en una Barcelona de fines de los años 50s.


Dentro de unos días cumplirá sus bodas de oro en su Catalunya amada y de la que no saldrá pues los años dedicados a ella han sido tormentosos algunos y bellos los otros. El convivir en una cultura distinta a la nuestra, causa mucha ansiedad en los inicios de esta forma de vida, pero con el paso de los años, se logra la estabilidad y hasta el idioma se logra aprender, no importando si logramos escribirlo o no, lo importante es hablarlo, de tal manera, que la comunicación sea fluida, con las amistades que se van generando y con todas las personas del entorno.

En los años 70 navegó nuevamente, pero esta vez no venia sola, trajo a su marido catalán para que conociera nuestro bello Perú. Volvió a regresar en varias oportunidades y siempre alegre y sonriente. Hubo un año que llegó muy triste pues su amado esposo había fallecido, pasó una temporada entre los suyos recuperándose del dolor. Y luego embarcó nuevamente hacia su patria de adopción.

Querida Tia Michi, 50 años cumplirás y lo celebrarás con las personas que de una u otra forma te han ayudado a establecerte en ese bello país, el que forma ahora parte de tu ser físico y cultural.

Barcelona te adoptó y se enamoró de ti y de tus ojos verdes. Brindo por ti y por todos los bellos recuerdos de tu pasado cultural. Desde tu país de nacimiento oraremos por ti y por tu felicidad.


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